Realidad actual
La hiperprolificidad nos ha traído muchas ventajas en nuestras granjas, pero sin duda también nos ha traído grandes desafíos:
- Más lechones significa menos peso individual de los mismos
- Menos peso individual significa más riesgo de mortalidad
- Más lechones significa más exigencia para la cerda
En un artículo anterior ya hablamos de necesidad de que el lechón se encalostre correctamente y trabajamos cómo hacerlo a través del encalostramiento secuencial.
Antes de empezar con los procedimientos para realizar adopciones, es importante evaluar la viabilidad de los lechones y decidir si todos los lechones nacidos lo son. Como hemos visto en los estudios presentados anteriormente, un porcentaje muy alto de los lechones nacidos con bajo peso tendrán una tasa de supervivencia muy baja, por lo que en cada caso tendremos que valorar la viabilidad de estos antes de realizar adopciones que puedan comprometer la sanidad de aquellos lechones más viables. Si decidimos que hay lechones que no van a sobrevivir, tendremos que proceder a eutanasiar para evitar su sufrimiento ya que este lechón va a tener muchas posibilidades de morir de frío, de hambre por la falta de calostro o aplastado a causa de su debilidad. Por supuesto para la eutanasia se seguirán los procedimientos adecuados, cumpliendo con las normativas de bienestar animal.
En otro estudio realizado por ThinkinPig, se demostró que cada vez que movemos a un lechón, esto puede suponer una pérdida de 300gr de peso al destete, por lo que de nuevo y como primera norma, deberíamos evitar todos aquellos movimientos que no fueran estrictamente necesarios
¿Cuándo tenemos la necesidad de hacer adopciones? Normalmente solo cuando igualamos camadas en tamaño o en número y completamos camadas con lechones de otras cerdas. Las normas fundamentales serán las mismas que vamos a ver ahora al hacer nodrizas.
Y ¿cuándo tenemos la necesidad de hacer cerdas nodrizas?
- Cuando tenemos lechones sobrantes
- Cuando tenemos lechones retrasados
Nosotros nos centraremos en el primer caso ya que en el segundo hay muchas variables que deberíamos discutir antes:
- ¿Voy a comprometer la sanidad de mi granja si muevo lechones retrasados?
- ¿Realmente vale la pena moverlos o son lechones que productivamente me van a costar más y me van a complicar más?
La realidad es que no deberíamos mover lechones pasadas 36 horas tras el parto de la cerda por lo que vamos a hablar solo de igualar camadas y de hacer nodrizas por lechones sobrantes al parto.
La segunda norma es que para asegurar el encalostramiento, no deberíamos mover lechones de su madre antes de las 24 horas. Pero, ¿qué pasa si trabajamos en una granja con horario intensivo de mañana y cuando llegamos a la granja tenemos una cerda pariendo, que a media mañana termina de parir una camada de 20 lechones ¿No hacemos ningún movimiento hasta el día siguiente? ¿No serán demasiadas horas, muchas de ellas sin supervisión, con demasiados lechones? La respuesta a esta pregunta es que si, son demasiadas horas. ¿Qué hacemos nosotros en estos casos?
- Al llegar a la granja, comenzamos con el encalostramiento secuencial de los lechones que ya han nacido y los vamos marcando.
- Al final de la mañana, antes de irnos de la granja, revisamos los lechones y todos aquellos que ya tengan el cordón umbilical totalmente seco, los consideramos aptos para moverlos según el protocolo que tengamos.
- En este caso, ¡siempre moveremos los lechones más grandes y que estén secos! y siempre y cuando la sanidad de la granja lo permita. Si la granja tenga alguna patología importante, el veterinario deberá decidir si es recomendable hacer movimientos o no, incluso llegando a limitar estos, por el riesgo que conllevaría, a pesar de tener cerdas con un gran número de lechones.
Vídeo 1. Con la ayuda de una cámara termográfica podemos ver que uno de los lechones más fríos todavía tiene el cordón umbilical húmedo.
Este último punto lo podíamos considerar una tercera norma, que diría que siempre que movamos lechones y los quitemos de su madre, tenemos que intentar mover los lechones grandes ya que van a tener más capacidad de adaptarse a su nueva madre y a sus nuevos “hermanos” que los lechones pequeños o de baja viabilidad.
En algún caso, si fuera necesario mover lechones pequeños, sería para buscarles alguna madre con mamas con tamaño adecuado para ellos y con mayor producción de leche, que les permitiera desarrollarse correctamente durante la lactación.
Hasta aquí hemos hablado de las normas básicas para decidir si debemos hacer adopciones y nodrizas y cuándo tenemos que hacerlas.
Una vez tomada la decisión de hacer estos movimientos, la pregunta es ¿Cómo lo hago? En el siguiente artículo hablaremos de los diferentes sistemas que tenemos, de las claves para realizarlos y del coste que cada uno de ellos nos puede suponer según nuestra experiencia.